martes, 28 de abril de 2020

Solo una cerveza y un café


Si me preguntan si te extraño, la respuesta es no.
Extraño el café y la cerveza,
Las largas horas entre sábanas ajenas y
El murmullo de tu canción favorita fundiéndose entre nuestros gemidos.
Extraño las lecciones de historia y caminatas en el centro.
Extraño el olor del vapor salir de tus pulmones
Y la insensatez de una pelea sin terminar por no creernos con el derecho.
Extraño sentirte en la distancia a través de una larga llamada.
Y a veces tus lagrimas al cantar nuestra canción favorita. 
Pero no te extraño. A ti no te extraño.
Tú no eres nada en mi vida ni en mi muerte.
Te dije adiós y a todo lo que eres.
Sin embargo, me quedé atrapada.
Atrapada entre el fantasma de la mejor relación que he tenido.
Lo que fuimos me dejó un silencio
Que no se compara con el sepulcro de lo que somos.
Tú te quedaste con mi única conexión con el mundo de los muertos
Y a cambio me dejaste tu marca del descaro,
Una moneda que me deja sin azar y sin suerte.
Pero no te creas tanto, esta historia no es y nunca fue sobre ti.
Al final serás tú quien oirá mi nombre en el susurro del viento
Y recordarás, en los sueños del alba, mi sonrisa.
Verás mis ojos reflejados en tu taza de café por las mañanas.
Añorarás mi cuerpo entre las manos de quien tome tu corazón.
Jamás podrás volver a tocar sus dedos,
Sin que te atormente el fantasma de mis manos 
Recorriendo tu rostro mientras fingías dormir.
Esta, querido, es mi historia,
Historia en la que no te extraño y olvido 
El sabor de tu café,
El olor de tu cerveza.
Porque este es mi historia, querido.
Historia sobre cómo florezco en medio del pantano 
Que dejaste en tu paso huracanado.
Y voy sanando. 
Día a día, te dejo atrás
Porque esta es mi historia, 
Historia sobre el hola que dijiste
Y el adiós que dije yo.