jueves, 28 de octubre de 2021

Fénix

Me he vuelto un ave fénix, tal vez siempre lo fui, aunque ya no tiene sentido. Me he pasado la vida entre el fuego y las cenizas renaciendo una y otra vez. Me siento cansada y hambrienta, a veces demasiado sedienta y otras inerte, sin apetito rebosante de energía. 

¿Qué es ser fénix? objeto del espectáculo, un show de luces cuando ven mis plumas de fuego ardiendo y consumiéndose en un llameante esplendor de luz cegadora, hermosa y maravillosa, enérgica y sagrada luz. Es la gloria del espectáculo, una sensación de poder infinita que recorre cada fibra del ser y vida potente, atómicamente perfecta. 

Pero ¿Qué es ser fénix una vez consumido el fuego? Cenizas, es la destrucción de un alma agonizante que nunca descansa de la pena, es el sufrimiento más intenso consumido en fuego sin pausas, es un ciclo destructivo que consume, ser fénix es preguntarse cada vez si esta vez no sentiré el dolor de las llamas, el calor del fuego consumiendo todo lo que hay en mi. 

A veces quisiera ser solo un pájaro cualquiera, sin ninguna gracia en la desgracia. A veces quisiera ser un pequeño azulejo cuyo única razón de ser sea su vuelo simple y tranquilo, desapareciendo en el azul del cielo, sin pena ni gloria, ni acto circense que consuma sus días como un ciclo infinito de ser y renacer. 

Sin embargo, soy un fénix condenada una y otra vez al trauma de ser y renacer entre el fuego y las cenizas. Soy un mito hermoso y silencioso que aparece en cada historia de magia y amor. Soy el deseo de la fantasía del reinicio. Nunca agoto mis fuerzas, nunca me canso de arder, porque a fin de cuentas, en este circo yo soy el fénix que se quema, arde y renace, cuyas lagrimas son sanadoras y cuyo corazón siempre arde. 

Me volví un fénix, acepté la desgracia porque al final, siempre lo fui aunque no tenía sentido, aunque detestara el show. Soy un fénix muero cada día al despuntar el crepúsculo en un incendio voraz que consume todo lo que soy y por el crepúsculo emerjo de las cenizas embestida en oro y fuego.